Más de 200 personas participaron en la Jornada sobre Síndrome de Asperger
Más de doscientas personas se acercaron el pasado viernes hasta el Cabildo de Lanzarote para participar de la Jornada sobre el Síndrome de Asperger que por segundo año organizan conjuntamente la Consejería de Bienestar Social y Sanidad del Cabildo de Lanzarote y la Asociación Asperger Canarias (Aspercan).
El consejero del área, Marciano Acuña, explicó que “este año el Cabildo y la Asociación Aspercan han querido profundizar en el aspecto educativo para dar respuesta a la demanda de información de muchos docentes y profesionales que tenían sobre este trastorno que padecen muchos niños y niñas”. Asimismo, el consejero agradeció nuevamente la colaboración de Aspercan y del plantel de ponentes que ofrecieron las charlas y conferencias de este encuentro.
Por su parte, el vocal de la Asociación Asperger Canarias (Aspercan), Israel Betancort Martínez, expuso que “el desconocimiento de esta enfermedad en ocasiones produce rechazo”, y es por ello que “se ha querido profundizar en los aspectos divulgativos y educativos en esta segunda edición de las jornadas para dar a conocer, tanto al profesorado y personal docente como a la población en qué consiste esta enfermedad”.
De esta forma explicaron que el síndrome de Asperger es una anomalía generalizada del desarrollo que se encuadra dentro del espectro autista y se caracteriza por un déficit en tres áreas nucleares: interacción social, lenguaje y comunicación e inflexibilidad cognitiva.
Los déficit socio-emocionales se traducen en dificultades importantes en la vida cotidiana de la persona con Síndrome de Asperger para relacionarse con los demás, iniciar y mantener amistades, dificultad para comprender los estados emocionales propios y de las otras personas, problemas para comprender determinadas situaciones sociales, y una ausencia de la tendencia espontánea a compartir intereses, disfrutes y objetivos con otras personas.
En cuanto a las dificultades en el lenguaje y la comunicación, se encuentran déficits en el mantenimiento de una conversación, interpretación literal del lenguaje, estilo de comunicación pedante y excesivamente formal, rígido, sin dobles sentidos, sin turnos de conversación, discursivo, monotemáticos, dificultades para realizar inferencias y juicios de valor, en definitiva, con una grave deficiencia en el uso semántico-pragmático, hacen de la comunicación una grave discapacidad social.
Asimismo, las personas y niños y niñas que padecen esta enfermedad sufren otras alteraciones pragmáticas como dificultad para establecer el contacto ocular con el interlocutor, expresiones faciales y posturas corporales no ajustadas al contexto, y alteraciones en el uso y comprensión de gestos reguladores de la interacción social.
Por último, también resaltaron que en relación a la inflexibilidad cognitiva, la preocupación absorbente por uno o varios temas de intereses limitados y estereotipados, adhesión aparentemente a rutinas o rituales específicos no funcionales, estereotipias motoras, limitan la actividad y autonomía de estas personas. Además de su dificultad para planificar y programar actividades futuras, como su falta de organización temporal y la jerarquía en las actividades.
Aunque las personas con síndrome de Asperger con frecuencia tienen dificultades sociales, muchas tienen una inteligencia por encima del promedio y pueden sobresalir en campos como la programación informática y la ciencia. Un buen tratamiento, sobre todo en la edad educativa, en estas personas les permite tener una buena calidad de vida.