Los 'sin tierra'.
El pueblo canario es, sin duda, un pueblo sin tierra. Siendo más precisos, en un pueblo en una tierra que por herencia le es suya pero que permanece secuestrada desde hace siglos.
Los dueños del archipiélago son otros, el pueblo canario, a efectos prácticos, vive "de prestado". Se necesita la fuerza de las trabajadoras para poder sostener una nación, y es por ello que se nos permite (no a todos, pues a muchos se les obliga a emigrar) vivir aquí, por cuestión de funcionalidad y servidumbre. Sin la fuerza del trabajo, la colonia se desmorona y deja de ser rentable.
Pero más allá de ello, poco más hay. Algo de engaño apelando a la "canariedad" cuando conviene, unas buenas dosis de católica caridad y asistencialismo precario y una neblina mental constante llamada "paraíso", y, cómo no, mucho "pan y circo" para el turismo, del que el pueblo canario puede disfrutar cuál "migajas".
De entre los desposeídos, los más afectados, son, obviamente, aquellos que ya no tienen tan siquiera un techo sobre sus cabezas y un trabajo con el que poder sostener sus vidas. Ellos están "fuera del sistema" y a la vez los que "más adentro" se encuentran. Ni se les mira, ni se les escucha, ni se les atiende.
Sin embargo, y dentro de esa católica caridad antes mencionada, recientemente los lacayos trajeados del colonialismo que se hacen llamar "representantes democráticos legítimos" del pueblo canario decidieron que, a la vista del cada vez mayor descontento social, en su paquete de medidas "populachas faranduleras" estaría el dotar al archipiélago de unas pocas "guaguaseos", un lugar donde podrán, los más desposeídos de entre los desposeídos, lavarse y "sentirse más personas".
¿Invertir la ingente cantidad de dinero que se genera en el archipiélago para tener un gran plan de vivienda de promoción pública? No.
¿Hacer lo mismo para un gran plan de empleabilidad? Tampoco.
Dinero, y poquito, para lavarse.
Esté usted desposeído/a, pero bien limpio. Que no huela. No huela usted a coloniedad y la mísera que ella genera. Por favor, no de mala imagen, que esto es "el paraíso".
¿Duro? Es lo que hay, miremos la realidad con honestidad. Si no gusta, y es lógico que no guste, sólo queda alzarse y cambiarlo. Seguir por la misma senda, creada por "los mismos de siempre", sólo traerá más "guaguaseos", más desahucios y menos hogares.
Canarias, paraíso del postureo, hervidero de pobreza y precariedad.
Alejandro José, activista anticolonial.