ATAQUE A DOS BUQUES ESPAÑOLES EN LA ZONA SAHARIANA
El Organismo Social Canario Titeroygakat quiere dar a conocer todo lo ocurrido en el "Banco Pesquero Canario-Sahariano", para que en el futuro se tenga muy en cuenta a todos los marineros que sufrieron todo tipo de atentados.
Un cabo de la Armado muerto y siete pescadores canarios desaparecidos al ser atacados dos buques en aguas saharianas
José Manuel Castro Rodríguez, de 18 años y natural de El Ferrol, cabo segundo artillero, falleció el 21 de Septiembre de 1985 a bordo de la patrullera de altura de la Armada Española Tagomago, al ser atacada desde tierra, a una milla y media, aproximadamente, de la costa marroquí. El Tagomago había acudido a socorrer a las víctimas del pesquero artesanal -con base en Las Palmas (Canarias)- Junquito, atacado, al parecer, desde tierra la noche anterior con fuego de armamento pesado, cuando faenába a una mina y media de tierra, cerca de la frontera entre el antiguo Sáhara y Mauritania. Sus siete tripulantes fueron dados por desaparecidos. El Gobierno marroquí y el Frente Polisario guardan silencio sobre el suceso. El pesquero se hundió a última hora de la tarde, según fuentes oficiales.
En la agresión a la patrullera resultaron heridos graves el cabo primero electricista José Manuel Ferreiro Casa, y el cabo segundo Francisco Sánchez Granés. Los dos fueron evacuados en el buque hospital Esperanza del Mar.
Desde que se tuvo noticia en medios militares de que el Tagomago había sido objeto del citado atentado, ocurrido a las 10.55, el jefe del Estado Mayor de la Comandancia General de Marina de Canarias se reunió con carácter extraordinario con todos los jefes y oficiales de la zona marítima. En una nota oficial, la citada instancia militar recordó a los patrones de los pesqueros del caladero africano la prohibición de faenar a menos de 12 millas de tierra.
El Tagomago se aproximó al Junquito para colaborar junto con el remolcador español Ferrol en las tareas de búsqueda de los posibles supervivientes del pesquero, siendo ametrallado desde tierra. El joven artillero José Manuel Castro pereció en el ataque y los cabos José Manuel Ferreiro y Francisco Sánchez resultaron con heridas leves en piernas y brazos, según fuentes de la Comandancia Militar de Marina de Canarias.
El primer mensaje de alarma sobre el atentado contra el Junquito, lo dio el pesquero Juana Rosa, al descubrir que aquél estaba incendiado. Un marinero de uno de los barcos que acudieron a la llamada de auxilio dijo que el barco siniestrado presentaba "un aspecto aterrador". Según describió, en la cubierta se observaban manchas de sangre. El Junquito, ametrallado e incendidado, quedó abandonado sin rastro de su tripulación. Uno de los pescadores, el cocinero, Antonio Morales, es hijo del armador del barco, Pedro Morales.
Las otras seis personas desaparecidas, todas canarias, son Marcos Blas de León González (patrón); Jacinto Rodríguez Pulido (mecánico); Guillermo Batista Figueroa (contramaestre) y los marineros Fermín Toledo Hernández, Francisco Santana Santana y Francisco Rodríguez Hernández.
Por su parte, el armador se mostró confiado en que su hijo y el resto de la tripulación se encuentren con vida. Pedro Morales responsabilizó de la operación al Frente Polisario que, según dijo, habría trasladado hacia sus campamentos a los pescadores aprehendidos.
Cuando se produjo el ataque al Junquito, éste estaba situado a 21º 45' Norte y l7º 10' Oeste, en la zona conocida con el nombre de Ensenada de Villalobos la Vieja, dentro de la región de la Güera, y a unos 40 millas al norte de la frontera entre el antiguo territorio saharaui y Mauritania.
Según fuentes pesqueras canarias, el Junquito, un barco de 15 metros de eslora y con dos motores de 200 caballos de potencia cada uno, había partido del puerto de Las Palmas el 11de Septiembre de 1985. Se cree que pudo ser atacado en un punto limítrofe con la ventana de seguridad -zona prohibida a la pesca, a menos de 12 millas de tierra, por razones militares- más al sur de las aguas administradas por Marruecos.
El 24 de Septiembre de 1985 el Frente Polisario reivindicó, en una llamada telefónica a EL PAÍS, los ametrallamientos del pesquero español El junquito y de la patrullera Tagomago. Un comunicado del Ministerio de Información y Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), leído telefónicamente, calificó los hechos de "lamentable incidente" y anunció que uno de los siete pescadores -del que no se dio el nombre- resultó muerto y que los otros seis se encuentran "sanos y salvos".
Guillermo Batista Figueroa, de 63 años, casado y con tres hijos, era contramaestre de El Junquito, y fue la mortal víctima del ametrallamiento.
Los seis tripulantes sobrevivientes de la embarcación fueron secuestrados, y una profunda consternación embargó los espíritus de los españoles que seguían los hechos por la prensa.
El 21 de septiembre de 1985 mientras buscaba al pesquero "Junquito", el patrullero español Tagomago P22 recibió 48 impactos de entre 12,7 y 106 mm desde costa, lamentando la pérdida del Cabo Segundo José Manuel Castro Rodríguez. Las bajas hubieran sido más numerosas, de no ser por la notable labor del Alférez Médico D. Antonio José Acosta Martínez, quien salvó la vida de varios heridos. La nave, que transportaba 28 hombres, debió alejarse del lugar.
El 28 de noviembre de 1978, activistas saharauis o marroquíes asaltaron el Cruz del Mar y asesinaron a siete de sus 10 tripulantes. Los otros tres lograron salvar la vida arrojándose al mar. El 3 de noviembre de 1980, el pesquero grancanario Mencey de Abona desapareció a escasas millas de las costas del Sahara. Un mes más tarde el cadáver de Domingo Quintana, uno de los 17 tripulantes del barco, apareció flotando en el mar, atado de pies y manos y con signos evidentes de haber sido brutalmente golpeado y estrangulado antes de ser arrojado por la borda. Los cuerpos de sus 16 compañeros jamás fueron recuperados.