Asesinatos
CHEMA DE TANTE-LA CASA DE MI TÍA: El Foro Social Canario por la Salud y la Sanidad Pública caba de publicar este lunes 24 de junio una nota terrible, denunciando que Canarias, con Andalucía también ostenta el fúnebre registro máximo en número de suicidios al mes. Una pesona canaria al día termina voluntariamente con su vida, que se sepa.
Que se sepa, porque estos son los casos en que los forenses tienen elementos de juicio para declarar que se trata, efectivamente, de suicidios. Pero queda un gran número de personas que mueren por causas no naturales, en sucesos que pueden ser accidentales, pero que no es posible saber si tales infortunios han sido también voluntarios. Y no habrá nadie que dude que estas muertes se deben, en su inmensa mayoría, a las dificultades económicas ocasionadas por esta execrqable depresión inducida por los ricos, que la llaman crisis.
Pero, sobre todo, a esta cifra del canario o de la canaria que se mata todos los días, probablemente por culpa de la crisis, hay que añadir la imposible de cuantificar la sin duda enorme cifra de muertes por hambre, por enfermedad, por desamparo, por tristeza causadas por estas mismas medidas que la horda ultraliberal sigue intentando presentar como las soluciones a unasa dificultades que ella misma ha provocado.
No sabemos cuántas son. pero son muchas más que una al día. En Canarias asistimos a un auténtico asesinato en serie. Un asesinato en serie que tiene unos responsables colectivos claramente identificables. Quienes han introducido un concepto de austeridad que ha cortado abruptamente el ingreso económico y el acceso a los servicios sociales de grandes cantidades de gente. Y quienes con su incapacidad absoluta no consiguen que Canarias aproveche las excepcionales condiciones de que la naturaleza y las circunstancias históricas le conceden para salir adelante, superando esta depresión.
No hay justificación posible para tanta maldad y para tanta incompetencia criminales.
Pero los y las demás, no nos escaqueemos. En este crimen colectivo, tambien nos cabe mucha culpa a quienes, cojn nuestra pasividad, lo toleramos.