"De premios y premiados".
Falta un poquito más (eufemismo) de sensatez en la planificación de modelos de comunidad "sostenibles a los que se aspira" llegar.
Primero diré que no estoy en contra de la adjudicación de premios y reconocimientos a proyectos de sostenibilidad e innovación en ámbitos como la hostelería, arquitectura, turismo, la protección del medio, etc. Está bien cuidar y promover la búsqueda de la excelencia en cualquier sector económico, profesional, cultural, social, etc. Pero también habría que distinguir entre premios y estrategias de limpieza.
Me explico. En muchos casos estos reconocimientos se enmarcan en planes de marketing destinados a tapar "contradicciones" entre las palabras y los hechos objetivos. No es de recibo que algunos de estos premios, con cierto prestigio social, sean otorgados a quienes tienen "mucho que callar" en el incremento de la degradación del entorno que vivimos en esta isla y de incumplir impunemente (no hace falta nombrar, sobran ejemplos) las normativas urbanísticas, protección social, etc. Nos hablan del cuidado/conservación del entorno y de armar "modelos sostenibles" (concepto tan mal usado que ha desgastado su auténtica naturaleza, se ha repetido tanto que ha perdido efectividad) y pioneros, pero, por otro lado, se trata de los mismos que llevan toda la vida lucrándose a costa de la precariedad laboral de muchas familias y de justificar sus acciones a través de complicadas artimañas de decoro (físicas, administrativas, legales, etc.).
Se evidencian atropellos medioambientales significativos al amparo de una estética interesada y calculada. Nos saltamos las leyes, pero quedó bonito, coño! Se muestra permisividad y comprensión con quien obvia los procedimientos y suma voluntades a su causa (suele pasar que algunos de estos personajes se sienten víctimas, incomprendidos en sus "motivaciones salvadoras" de la humanidad).
Por otro lado, estos excesos no podrían haberse consumado (no descubro nada, ni soy ningún ilustrado diciendo esto), sin la complicidad y el efecto "cortafuegos" que han desempeñado burócratas, políticos, diversos colectivos gremiales, medios de comunicación (los lavados de imagen son imprescindibles para perpetuar el "gran chollo"), juristas expertos en la materia, etc. Todos lo saben, pero siguen alentando esas situaciones. Nada cambia, vuelven las fotos de ayer.
La queja permanente se consolida entre la gente, sobra sillón y crítica destructiva contra quienes están luchando por mejorar las cosas.