Una rigurosa metodología de evaluación. Se acaban de publicar los resultados del Ranking Mundial de Universidades correspondientes al 2018 y que evalúa el rendimiento de casi mil universidades a partir de seis parámetros: reputación académica (40%), calidad del empleo (10%), ratio facultad/estudiantes (20%), citaciones por facultad (20%), ratio internacional de facultades y ratio internacional de estudiantes (5% cada uno), rigurosa evaluación que, junto con la amplitud de la muestra de universidades incluidas en el estudio (959), correspondientes a 84 países, ha hecho del Quacquarelli Symons (QS) probablemente el más prestigioso sistema de evaluación universitaria a nivel mundial.

Las universidades de mayor prestigio. Aquellos estudiantes interesados en formarse en alguna de las diez universidades de mayor prestigio a nivel mundial, según el QS, han de tener en cuenta la siguiente clasificación: 1) Massachussets Institute of Technology (MIT), 2) Stanford University, 3) Harvard University, 4) California Institute of Technology, 5) University of Cambridge, 6) University of Oxford, 7) University College London (UCL), 8) Imperial College London, 9) University of Chicago y 10) Swiss Federal Institute of Technology (ETH Zurich).

La evaluación universitaria en el régimen monárquico y  colonial español. Son diecinueve las universidades del reino de España incluidas en el QS, en una clasificación que encabeza la Universitat de Barcelona, eso si, en el puesto 156, seguida por la Universidad Autónoma de Madrid (187), Universitat Autónoma de Barcelona (195), Universidad Complutense de Madrid (233), listado que cierran las universidades de Castilla-La Mancha, Murcia, Oviedo, Rey Juan Carlos (que dicho sea de paso nunca ha hecho una carrera según declaró el mismo a los medios de comunicación masiva metropolitanos) y da Coruña, todas ellas con 801 puntos.

Un sistema educativo arcaico y antidemocrático. Los índices internacionales de calidad académica vienen a demostrar sistemáticamente que el sistema educativo del colonialismo está tan obsoleto y caduco como el mismo régimen, trátese del índice de Shangai, del QS o del informe Pisa, motivo por el cual el medieval régimen ha optado por hacer su propio sistema, con lo cual determina su nota máxima de corte así como también su nota mínima, teniendo por lo menos un momento de gloria hasta que la realidad se impone cada vez que sus instituciones se someten a parámetros rigurosos de evaluación.

La educación al servicio del colonialismo. Más lamentable si ello fuera posible es la situación educativa en Canarias, en la que las mal denominadas universidades de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria no aparecen en ninguno de los índices internacionales de evaluación de la actividad académica, tanto si utilizamos una nota de corte de 500 (índice de Shangai) como de 1000 (QS), dado que las citadas pseudouniversidades españolas en Canarias no fueron creadas con ambición académica alguno sino como una alternativa laboral a los colonos enviados a Canarias por la madrastra nada arbitraria España así como para los servilistas esbirros de los espurios intereses del colonialismo, por lo que sugerimos al pseudogobierno de Canarias que, obscenamente, las financia, establezca también su propio índice de evaluación que, amañando levemente los resultados, conseguiría que ambas encabezacen el autonómico índice, aunque también en cierto que, democráticamente evaluadas, ambas ocuparían también la cola, lo que tampoco les importaría demasiado ni a evaluados ni a evaluadores, no siendo casualidad que por lo menos uno de los rectores de las mismas haya hecho públicas declaraciones en las que afirma, interesadamente, que la universidad que regenta es buena, olvidándose añadir, interesadamente también, “si la misma existiera o existiese, fuera o fuese”.

Las Universidades de la República Democrática Federal Canaria. Hace bastante tiempo que estamos trabajando en nuestras universidades en particular y nuestro sistema educativo en general, así como en nuestro sistema cientifico-tecnológico y social, diseñados para no discriminar a ninguna isla ni persona, y acogerá tanto a los estudiantes como a los profesores, procedentes de Canarias o españoles y otros extranjeros, que asuman los principios democráticos por los que se regirá, independientemente de su origen social, étnico o cualesquiera otra condición y se someterá voluntariamente a todos los índices internacionales de evaluación, sistema educativo en el que invertiremos por lo menos el 7 por ciento de nuestro producto interior bruto (PIB),  garantizando que el dinero de los contribuyentes no se dilapidará, como ocurre actualmente, gestionado por personas e instituciones sin escrúpulos, incluso religiosas y otros poderes fácticos, ajenas a la educación y donde los hijos e hijas de los trabajadores accedan a cualquier nivel educativo, en igualdad de condiciones y con los apoyos económicos, psicopedagógicos y sanitarios que sean necesarios.

 

Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario