¿QUÉ HA PASADO CON LAS CASAS DE TITERROY Y DE VALTERRA? (I)
La primera respuesta es clara: En Lanzarote tenemos políticos de pacotilla, y me incluyo.
Era mediados del año 2010. Yo estuve en la primera reunión que se hizo para valorar una solución a las casas que se estaban cayendo, tanto en Titerroy como en Valterra. Fue en la oficina de vivienda que el Gobierno de Canarias tiene en la Avenida Medular. Estábamos Inés Rojas, entonces consejera del Gobierno y responsable de vivienda; Cándido Reguera, entonces alcalde de Arrecife; Pedro de Armas, entonces concejal de Urbanismo de Arrecife; Emilia Perdomo, entonces concejal de Asuntos Sociales; y yo, concejal de Barrios. Ningún técnico.
Para empezar, la reunión se hace para apagar un fuego, no como tarea de planificación social y urbanística de la Ciudad.
El fuego a apagar era que poco tiempo antes había muerto en Titerroy, en la calle Timbayba, una persona porque se le había caído el techo encima.
La casa en cuestión es una de las 120 que conforman la barriada Tite Roy Gatra, entregandas entre finales de 1957 y primeros de 1958. La primera barriada que entonces empezaba a conformar el hoy populoso barrio de Titerroy; que entonces se llamaba Maneje, hasta que en 1961 el pleno del Ayuntamiento del Puerto del Arrecife acuerda que pase a llamarse Santa Coloma. Desde 1990 se llama Titerroy, término derivado popularmente del primitivo Tite Roy Gatra, difícil de pronunciar por largo.
Las 200 casas del Instituto Social de la Marina, construidas con cantos y agua salada, fueron entregadas en el año 1954. Lo mismo que las 120 casas de la citada barriada Tite Roy Gatra, las 160 de la barriada José Antonio fueron construidas también con cantos y agua salada.
Por lo anterior, un ayuntamiento que sepa lo que lleva entre manos (en materia urbanística) debería haberse preocupado de unas viviendas construidas de aquella manera, una vez transcurridos 50 años desde su construcción.
Obviamente el Ayuntamiento de Arrecife no tiene una oficina técnica o un área de Urbanismo que sepa y actúe en lo que le compete. Dicho esto, un alcalde o un concejal de urbanismo no tiene porqué saber de arquitectura ni de ingeniería. Para eso pagamos el Impuesto de Bienes Inmuebles, de donde los arquitectos e ingenieros municipales cobran muy buenas sueldos.