El acierto de Mariano Rajoy
EL TRANSISTOR DEL FACEBOOK.
Asombrados se habrán quedado de que la primera consideración que haga en este trabajo sea hablar de un acierto de Mariano Rajoy. No hay motivo para tal efecto, por una vez el señor Rajoy ha acertado: basta recordar las palabras de este personaje cuando dijo al coger el poder que se si llegaran a aplicar las normas que le exigían los que a través de él mandan en España, se encontraría con toda seguridad ante una huelga general, y no se equivocó. Ya está planteada para los primeros días de noviembre. Así pues no les debe extrañar esta convocatoria ni a él ni a los que siguen su ideología. Además sorprende el movimiento de personas que se unen a esta protesta, donde se fundan padres e hijos, trabajadores de múltiples profesiones, gente sin trabajo y muchos otros solidarios con quienes están sufriendo el plan de miseria que viene organizando el primer Ejecutivo de España y, también en ese conglomerado de personajes, se encuentran los canarios. Es decir, lucha conjunta contra el veneno tóxico del fascismo.
Cualquier juicio benevolente que se quiera hacer de este siniestro personaje cae por su propio peso; bien es verdad que a penas nos planteamos reflexionar un poco, observamos con bastante desagrado que en la vida cotidiana de cualquier pueblo aparece un intencionado de tal calibre. No es que desconozcamos que puedan existir bípedos implumes capaces de provocar lo que estamos viviendo, pero nos cuesta trabajo pensar que caigan en una responsabilidad tal de cargo público como puede ser el primer Ejecutivo del gobierno de un país. La televisión no siempre nos ofrece grandes programas educativos, pero con solo dar a conocer las imágenes de las personas que exponen en su pantalla, nos permite con total clarividencia observar al personaje que nos muestra. Lo más que me llama la atención cuando veo en la pantalla a Mariano Rajoy es su gesto imperturbable respecto de las decisiones que toma y la marcialidad de la conjunción de piernas y brazos formando un conjunto que nos hace pensar en un instinto ideológico que creíamos haber desaparecido ya. Pero nos equivocamos. Los pensamientos cambian, algunos para bien, otros para mal. Pero en este caso de Rajoy, me permito asegurar que en todo este juego nefasto que está llevando a cabo ni siquiera se para a pensar en que los padres e hijos de otras familias son iguales a los suyos. No me imagino, y si me equivoco que me lo demuestre el personaje, que la Seguridad Social sea igual para todos, que los enfermos se curen todos con medicamentos transgénicos, que tengan horas de cita en un espacio que dé tiempo a que el enfermo empeore. Pregunto: ¿nos podremos imaginar a Mariano Rajoy en una lista de espera de la Seguridad Social? ¿Podemos pensar sin equivocarnos que si un hijo suyo se enfermase se vaya a curar con medicamentos transgénicos?... Entre otras muchas figuraciones que nos podríamos hacer podría ser la de ver a nuestro primer Ejecutivo revolviendo contenedores de basura porque no tenga que comer. Vale más dejar de pensar. Oremos…