Por ello, se hace necesario indicar que la gestión a través de empresas privadas, en concreto, del agua ha supuesto un alto coste para los ciudadanos que han visto, como en el caso de la ciudad de Paris, que el recibo sufría un incremento notable, desde el mismo instante de la privatización del elemento vital, el agua; resultando todo lo contrario, una vez que el Ayuntamiento de París, decidió poner fin a la gestión de un bien tan esencial para el desarrollo de la vida, cual es el agua; rescatando o recuperando, nuevamente, la gestión del liquido vital, que jamás debió haberse consentido privatizar.

En definitiva, la gestión de los servicios públicos de carácter esencial y vital de los  recursos naturales, deben ser gestionados por las administraciones públicas, de manera exclusiva y excluyente, al tratarse del agua que supone higiene, salubridad, y socio sanitario, es decir, el agua es un liquido vital, para el desarrollo adecuado de los pueblos, que no puede permitirse dejar en manos de la gestión priva, por más que se arguya lo contrario, pues todos son ventajas, mientras y por el contrario, la gestión privada ha demostrado con creces sus enormes deficiencias al buscar, legítimamente, como cualquier empresa la maximización de sus beneficios, por encima de cualquier otra consideración de índole social. Filosofía que no encaja con el sostenimiento de la gestión de los servicios esenciales para la comunidad.

Abajo dejamos un enlace, que nos conduce a un libro de lectura obligada para políticos y activistas que buscan vías concretas para democratizar los servicios de agua, (MSP – CEO) cuyo título “Remunicipalización El retorno del agua a manos públicas”, de Martín Pigeon, David a. Macdonald, Oliver Hoedeman y Satoko Kishimoto, editores; marzo 2013, publicado por Transnacional Institute, Ámsterdam. [3]

Igualmente, para aquellos que deseen ampliar sus conocimientos, les recomendamos el visionado del documental titulado “CATASTROIKA”, de Aris Chatzistefanou y Katerina Kitidi, año 2012; nos muestra las consecuencias negativas que han supuesto los procesos de privatizaciones de los recursos naturales, lo que ha llevado al caos económico y a la ruina a los países que, como Grecia, Inglaterra, Rusia, etc., lo han padecido. Las presiones de los lobbys al servicio de las grandes corporaciones multinacionales, que han venido influenciando de manera tendenciosa a favor de privatizar la gestión de servicios públicos (agua, electricidad, etc.), han resultado tremendamente perniciosas, en general, para el conjunto de los intereses de los pueblos, reiteramos, que lo sufren. [4]