Canarias y la cuestión de la superpoblación. Parte I.
Vengo observando desde hace tiempo (a la par que participando en cierta medida de algunos colectivos que tratan el asunto que ahora expondré) que la problemática de la superpoblación del archipiélago canario está volviendo a captar atención (aunque en absoluto la atención que debería, todo sea dicho), "colándose" poco a poco en discursos, declaraciones, artículos de prensa, etc.
Después de analizar el devenir del asunto en estos meses, me veo motivado a poner "sobre la mesa" una serie de cuestiones que considero omitidas o difuminadas al respecto de la problemática, al menos bajo mi prisma, el cual intenta ser lo más objetivo posible (espero lograrlo).
Para poder abarcar adecuadamente todo lo que me gustaría exponer, haré de este asunto una serie de artículos, para poderme extender y explicar con mayor claridad que si acotara todo en un sólo artículo.
Iniciemos la exposición poniendo el contexto de lo dicho hasta ahora sobre el asunto de cara a la opinión pública.
Por un lado, el "discurso oficial" (prensa y partidos políticos parlamentarios, principalmente), el cuál es, sin lugar a dudas, el más escueto y distorsionado respecto a la problemática. Por la otra banda, lo manifestado por (pocos) colectivos, asociaciones y partidos políticos extraparlamentarios, que ahondan más en la cuestión pero no llegan a completar "el puzzle" por diversos motivos, dejando un poco enfangada la resolución del problema.
Teniendo el contexto, vayamos con la exposición:
Punto número 1. Se suele omitir, en gran medida, la raíz putrefacta del asunto.
Principalmente desde instituciones y medios, pero también desde más de un colectivo y partido político extraparlamentario, se omite mencionar, por interés o ignorancia, que la raíz de la que parte la problemática de la superpoblación actual es el binomio 'sistema capitalista - régimen colonial'.
Con esta omisión se imposibilita dotar a quiénes escuchan o leen sobre la cuestión poblacional de una solución idónea y pertinente, abocando la resolución, en el menor de los peores casos, a implantar única y exclusivamente medidas correctoras fácilmente sorteables para los que se benefician de esa superpoblación.
El ejemplo más paradigmático en este punto lo encontramos en la petición de una ley de residencia sin hablar sobre la situación colonial de Canarias y la falta evidente y denigrante de soberanía nacional y popular que esta condición acarrea. Al hacerlo de esa manera (omitiendo el origen de la cuestión) el foco se centra en la medida concreta (ley de residencia) de una manera superflua, considerando a ésta como la solución, y no como parte inicial de un "todo". Esto conlleva, no sólo una desvirtuación del asunto sino, además, la rebaja del debate hacia unos estadios inferiores, dejando en un segundo plano la soberanía de y en el archipiélago para otorgar primacía a los términos que podrían regir esa ley de residencia. Y aquí, en esa rebaja de expectativas en el debate, observamos un ejemplo claro de la desvirtuación del tema.
Si se pone en perspectiva la superpoblación como parte y consecuencia del sistema capitalista y el régimen colonial, la fórmula adecuada de implementar una ley de residencia quedaría bastante más cercana a la definición, haciendo más sencillo el implementarla con beneficio real para el archipiélago y cercando las posibilidades de los "señores del sistema y el régimen" de "vender gato por conejo" e implementar una ley edulcorada e ineficiente, con altas posibilidades de tener sesgos racistas y clasistas. Por contra, si las expectativas quedan limitadas a cómo implementar la ley, sin contexto ni motivación mayor, será más sencillo que, o bien se utilice el filibusterismo como arma para inocular la inacción y desmovilización, quedando los esfuerzos por afrontar la superpoblación en "aguas de borrajas", o se implemente la ley en base a cuestiones alejadas de la raíz que origina el problema, cayendo con toda posibilidad, además (como ya señalé), en postulados de índole racista y clasista, quedándonos así sin resolución real y con problemas añadidos, "pasando a otra cosa".
Quiero incidir, en este punto, que no niego la efectividad de la medida correctora en forma de ley de residencia sino en su posible utilidad, el enfoque de la misma y, sobretodo, qué posición ocupa respecto a los objetivos de los movimientos populares en Canarias que la tratan de implementar (o dicen querer hacerlo).
¿Qué utilidad debería otorgar dicha ley, pues? A mi entender, no puede ni debe ser otra que el obstaculizar las más flagrantes jugarretas del sistema capitalista y el régimen colonial en el archipiélago, entendiendo claramente que, ni es la solución definitiva, ni contendrá todos los embates (ni mucho menos) que se realicen contra el territorio y la población.
¿Qué enfoque debería tener, entonces? No me caben dudas a la hora de responder esta pregunta: Un enfoque de alto contenido y valor en la concienciación popular y nacional. Si la ley de residencia que se implemente no tiene como pilares fundamentales la preservación de derechos y la obtención de soberanía del pueblo canario, en concreto, y la población residente, en general, respecto a la defensa acérrima del territorio archipielágico que habitamos, dicha ley será un mero parche de adorno que hará las veces de "efecto placebo" en beneficio del sistema y el régimen.
Por último (ya habrá tiempo de desarrollar más la cuestión en siguientes artículos), ¿qué posición debería ocupar la obtención de la ley de residencia en los objetivos de cualquier colectivo, asociación y/o partido político a favor de la misma, si se quiere obtener éxito a la hora de frenar la superpoblación de manera óptima?
Prioritaria (por sus características y posibles "frutos"), más nunca la cúspide u objetivo mayor único. Trabajar en ello, más no quemarse e hipotecarse "jugando una sola y viciada carta". Concienciar y presionar en la cuestión, sin tener como meta mayor a medio - largo plazo únicamente la obtención de la misma. Ponerla en valor, sin pensar en ella ni por un segundo como un fetiche inviolable e incorruptible.
Cómo podemos observar, la cuestión de la superpoblación del archipiélago, enfocando una sola de sus aristas (la ley de residencia), tiene una dimensión tan amplia que lo expuesto hasta ahora a debate público, sólo en ese punto concreto, queda insuficiente; cuánto más, pues, en lo que a la problemática en general se refiere, con todo su contexto.
En el próximo artículo ahondaré en la separación que se realiza en demasía (como si una no tuviera que ver con la otra) de las problemáticas de superpoblación y turismo masivo y los inconvenientes que se generan de dicha división de temas intrínsecamente conectados y puede que comience a tratar también (sino, lo haré a posteriori) el uso partidista en favor del colonialismo de la superpoblación para mermar el soberanismo en el archipiélago y obtener así la metrópoli y los beneficiarios del régimen colonial mayores posibilidades de éxito a la hora de controlar física e ideológicamente la colonia.
Alejandro José, activista anticolonial y anticapitalista.