Pueblo Maho denuncia el mal estado de conservación en el que se encuentra la estación rupestre Cueva Paloma
ASOCIACIÓN CULTURAL PUEBLO MAHO
La Asociación Cultural Pueblo Maho comprueba y censura el mal estado de conservación en el que se encuentra la estación rupestre Cueva Paloma. Este bien de interés cultural de naturaleza arqueológica se localiza en Los Ajaches, en el término de Yaiza, y en la actualidad se configura como el más complejo de la isla al contener múltiples expresiones rupestres.
En el mismo yacimiento, no en sus proximidades o entorno, sino en el mismo lugar, se encuentra un ganado de cabras estabulado que utiliza las piedras grabadas, muchas de ellas escritas, para descansar, comer, defecar y vivir.
Por lo que se sabe y se ha publicado en ediciones científicas, la estación contabiliza 101 paneles de grabados y cazoletas. La temática grabatoria es variada al encontrarse inscripciones líbico-bereberes y líbico-latinas, motivos figurativos podomorfos, barquiformes, celestes, geométricos, etc. La cantidad de superficies intervenidas se suma a la diversidad temática y ambas particularidades sustentan la complejidad del enclave. Pero es que, además de ello, se añade otro elemento excepcional en este tipo de yacimientos y es que en la misma estación se localizan estructuras arquitectónicas con registro de materiales arqueológicos en superficie y en el subsuelo. Estas áreas igualmente soportan la actividad de las cabras y ello repercute negativamente en su conservación.
A un ritmo galopante se van perdiendo los niveles de suelo fértil, se altera la situación de las piedras que conforman las estructuras, se produce la destrucción de los materiales arqueológicos, los cuales pierden la posición que adoptaron cuando quedaron ocultos, y de ello hace ya cientos de años, aproximadamente seiscientos años.
El estudio de las escrituras rupestres, las pertenecientes a los dos alfabetos que existen en la isla, uno de ellos -el líbico-canario- es exclusivo de Fuerteventura y Lanzarote, mientras que el líbico-bereber se encuentra en todas las islas excepto en La Graciosa, está siendo objeto de investigación por parte de especialistas y sustentan una línea de investigación centrada en el poblamiento humano de la isla.
El deterioro que soporta este yacimiento por la desidia con la que actúa la administración insular que está obligada a protegerlo y a garantizar su permanencia en el tiempo, no es compatible con posibilitar su investigación. Se trata de un enclave delimitado, al ser bien de interés cultural que es la protección más elevada de cuantas están legalmente establecidas, pero ello no contribuye a que el Cabildo invierta dinero y ocupe a su personal en estos menesteres, tales como tramitar la retirada del ganado de este excepcional lugar patrimonial.
Ello muestra la rigidez artrítica del cabildo insular en su manera de actuar, de priorizar, y ello debe ser reflejo de que entiende el patrimonio cultural como la carga, la herencia que pesa y estorba.